Las aventuras no terminan cuando has bajado, sino cuando llegas a casa.
Para finalizar el fin de semana, el domingo día 3 de febrero decidimos reunirnos con mi hermano Miguel y realizar un descenso de barranco.
Participantes: Miguel, Nuria y Vicente
Ya le estamos tomando gusto al tema y era nuestro tercer descenso. Pero no esperábamos y menos aun lo deseábamos, terminar el día en el hospital.
Nos dirigimos a la Vall d'Ebo, conocida por todo el mundo por el mítico Barranc de l´Infern. Pero éste no era nuestro cometido. Queríamos hacer un barranco fácil para ir cogiendo gusto y confianza en la práctica del descenso.
El elegido es el Barranc del Pas del Calvo: fácil recorrido donde el rápel mas alto es de 18 metros. La zona es espectacular, cerca de allí tenemos el Pla de Petrarco y el Barranc de Malafí que aunque deportivamente carece de valor, por historia y pasajísticamente merece la pena recorrer.
Sabiendo que se nos haría tarde para comer porque estábamos en el hotel y había que recoger, despedirse y reunirnos con mi hermano, desayunamos en condiciones y menos mal, porque el destino quiso que saliéramos del barranco a las 18:30.
Antes de contar el "trágico" final hablemos de la ruta en sí. El barranco consta de siete rápeles, algunos destrepes delicados y un gorga precioso. Os dejo el croquis sacado de nuestros amigos de www.barranquismo.net.
El acceso es prácticamente campo a través, os dejo el enlace con las indicaciones: WIKILOC
Nos encontramos en la zona a dos grupos de barranquistas dispuestos a realizar el descenso. Gente como nosotros con ganas de disfrutrar un rato de la naturaleza y la emoción. Todo iba bien, el primer rápel está encajonado en una canal estrecha que nos dibuja un gorga espectacular hasta que consigue abrir y terminar en una cascada de 13 metros.
A partir de aquí empezó otra aventura, la de Nuria en particular y nosotros como acompañantes.
Tras la cascada se suceden una serie de resaltes que hay que destrepar. En el primero de ellos, mientras yo y mi hermano nos encontrábamos recogiendo la cuerda, Nuria decidió ir bajando, con la mala fortuna que resbaló y cayó al suelo en mala postura, rompiéndose una pierna. Eran las 14:00h y empezaba el sufrimiento y la espera por un rescate que terminaba a las 18:30.
Tras los gritos de aviso, mi hermano y yo corrimos desesperados para ver la realidad. Era momento de tomar decisiones. No teníamos cobertura y había que ir hasta el pueblo para avisar y montar el operativo de rescate. Con el nervio en el cuerpo y la adrenalina del momento Miguel se dirigió rápidamente hasta el coche, descendiendo los dos últimos rápeles sin cuerda ni miramiento. No creo que sepa ni cómo lo hizo ni sería capaz de repetirlo en condiciones normales.
Mientras tanto, Nuria recuperó la calma y yo intenté ayudarla en lo posible en esos momentos, no era mucho lo que podía hacer, ya que no podía moverla del sitio ni hacer nada para aliviarle el dolor, tan solo darle ánimos, compañía y todo el calor posible, ya que hacía bastante frío. El tiempo que estuvimos esperando fue la hora más larga de nuestra vida.
Una hora tardamos en escuchar el ruido de los cacharros golpeándose mientras nuestros rescatadores ascendían por el barranco. Es un sonido que nunca olvidaremos y que nos supuso un gran alivio, con la sensación de que se acercaba el final.
Los primeros en llegar fueron el bombero Jefe del rescate y mi hermano. Empezaba el operativo para sacar a Nuria del barranco. La actuación de los bomberos fue rápida y decisiva para que todo transcurriera sin complicaciones. Todos realizaron un gran esfuerzo.
No puedo contar mucho mas de la situación ni creo que sea oportuno. No son momentos agradables, y espero que nunca tengáis que pasar por ello. Sólo deciros que dos cosas son fundamentales en cualquiera de vuestras excursiones, una manta térmica y sangre fría. Como la que tuvo Nuria, que con su comportamiento hizo que los bomberos y nosotros pudiéramos estar tranquilos para realizar un rescate impecable.
Mientras tanto, Nuria recuperó la calma y yo intenté ayudarla en lo posible en esos momentos, no era mucho lo que podía hacer, ya que no podía moverla del sitio ni hacer nada para aliviarle el dolor, tan solo darle ánimos, compañía y todo el calor posible, ya que hacía bastante frío. El tiempo que estuvimos esperando fue la hora más larga de nuestra vida.
Una hora tardamos en escuchar el ruido de los cacharros golpeándose mientras nuestros rescatadores ascendían por el barranco. Es un sonido que nunca olvidaremos y que nos supuso un gran alivio, con la sensación de que se acercaba el final.
Los primeros en llegar fueron el bombero Jefe del rescate y mi hermano. Empezaba el operativo para sacar a Nuria del barranco. La actuación de los bomberos fue rápida y decisiva para que todo transcurriera sin complicaciones. Todos realizaron un gran esfuerzo.
No puedo contar mucho mas de la situación ni creo que sea oportuno. No son momentos agradables, y espero que nunca tengáis que pasar por ello. Sólo deciros que dos cosas son fundamentales en cualquiera de vuestras excursiones, una manta térmica y sangre fría. Como la que tuvo Nuria, que con su comportamiento hizo que los bomberos y nosotros pudiéramos estar tranquilos para realizar un rescate impecable.
Sólo añadir las GRACIAS en mayúsculas a todos lo que participaron en el rescate y darle ánimo a Nuria para su pronta recuperación.
Pero no olvidaremos la belleza de la jornada, aquí os dejo algunas fotos:
Ya lo he dicho muchas veces, pero es necesaria una vez más. Nuria eres una VALIENTE.Besos y ánimos pareja.
ResponderEliminarPaqui.